No es bueno que exista una sola versión de los
acontecimientos históricos, porque ésta puede responder a un modismo, emocional y/o políticamente conveniente. Es bueno que haya otras versiones, y aunque el
pasado está siempre abierto, como una herida incurable, lo básico ya lo
conocemos, aunque muchos no lo acepten y persistan en manipular los
acontecimientos, la participación de los actores-sus roles- y el contexto
histórico en que sucedieron.
Quienes repiten la mentira a sabiendas son
cómplices de la falsificación de la historia, solo engañan a los niños. Una
cosa es contar la historia y otra muy distinta es estudiar la historia, un
campo teórico de diversas interpretaciones que deben ser demostradas, con
pruebas y en lo posible equilibradas.
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