miércoles, 29 de julio de 2015

EL EJEMPLO DE LA MARIPOSA

 Todos tenemos derecho a un sueño que dé sentido, aunque sólo sea por un instante, al tiempo que dedicamos a cosas que, frecuentemente y a los ojos de los demás, parecen no tenerlo. Cuando me preguntan cuál es mi música preferida, qué tipo de música me gusta, entro en un brete porque me encanta el reagggae de Bob Marley, pero resulta que además me gusta Mozart, los blues, el rock pesado y Edith Piaf. O sea que mi gusto es variado y quién lea puede pensar que soy algo disperso, dubitativo, contradictorio, y pese a saber que mi interlocutor lo está pensando no me planteo variar mi parecer, me preocupa y me ocupa que él entienda que esa diversidad no me descalifica.¿Porqué me tiene que gustar sólo un estilo musical? Soy libre y puedo elegir varios, muchos, todos si quiero y si alguien opina que soy un mamarracho, su opinión como reza el viejo dicho."Me entra por un oído y me sale por el otro". No comparto la unicidad totalizante.Y así en la literatura, aunque fluctúo entre el romanticismo de Lord Byron y el de Walter Scott, mis autores preferidos son Tolstoi, Dostoiesvky y Chéjov, el realismo soviético y admiro a mis ídolos Liu Xiaobo, Orham Pamuk y otros, no por lo que escriben sino por su valentía. Soy intelectualmente híbrido y creo que todos lo somos, aunque algunos intenten enlodar la transparencia del vidrio y lo logran a veces. Soy híbrido, ¿estoy condicionado por ello? ¿o puedo ser híbrido y ser libre? Y que ello no me pese en mi conciencia. Y si mañana pienso distinto, eso tampoco me descalifica, pude haber comprendido, evolucionado, por ello escribo lo que vivo por que como decía un sabio que se llamaba Erich Fromm, vivir es nacer a cada instante. Y como ya escribí por allí que había asumido la muerte hace mucho tiempo, entiendo que vivo de prestado y ello me concede el bonus de gozar la vida, reír, amar, establecer mis propios límites, soltar mi ego, creer, ayudar y ser ayudado y degustar el sabor de creer que puedo aportar algo a alguien, a algunos o a toda la humanidad. Básicamente soy libre para disfrutar la vida y no sufrirla, siempre pienso que lo que viene será mejor y esto no implica ingenuidad de pensamiento, creo que lo malo transcurrido sólo era preparación, escuela de vida y que mi futuro lo escribo yo, y es lo único que existe, para ello me preparo y lucho contra mi comodidad, ella es la castradora de mi creatividad. Y cuando planteo si es posible y bueno ser libre, a la vez desestructurado, no sólo eso sino además diversificado, pienso en una mariposa ¿y que simboliza la mariposa? Belleza, inocencia y libertad. No se puede ser bello si no se es inocente, ni se es inocente si no se es libre. He aquí el porqué del título de este breve ensayo. A continuación, amigo y amiga que me lees te voy a contar la experiencia más maravillosa que me dio la vida, la cachetada hermosa y vivificante que me propinó una persona excepcional.Andaba yo hace ya varios años atormentado por una preocupación, un peligro inminente y real, porque los hay quienes se atormentan por pavadas, ésta no lo era. Asistía a clase particulares de literatura en el barrio  Barranquitas, el barrio de mis amores, las dictaba una mujer joven, bellísima, de piel suave y extremadamente blanca, sus ojos eran, y son, de un color indescriptible y su cabello negro. Era evidente que había estado enferma pues se apoyaba en un bastón y perduraba algún rastro en su rostro increíblemente hermoso y en su habla. Seguramente a mí se me notaba en la cara mi preocupación reiterada, en el transcurso de las clases y tal vez algo haya manifestado aún sin quererlo. Fue entonces que un buen día me dijo: "Eduardo, he notado que algo te aflige y como me gustaría que dejes de ser tonto te voy a contar lo que me ocurrió cuando tenía 15 años"; narró, mirándome a los ojos, que a raíz de un accidente automovilístico había resultado gravemente herida quedando cuadripléjica, ¿alguien sabe lo que esto implica? y acompañó el relato con una descripción de los sufrimientos indescriptibles físicos y sentimentales por los que debió pasar a su escasa edad. A medida que los detalles avanzaban yo me sentía cada vez más idiota, especialmente cuando contaba que escuchaba a los médicos que sin saber que ella podía oírlos, decían: "nunca se recuperará, debió "morirse" y comentarios similares. No conforme con su pronosticado destino y con un sacrifico titánico se recuperó, estudió, se recibió de profesora de literatura y algo más, es crítica literaria en un medio gráfico importante y se casó; además de hablar, caminar, escribir, respirar y otras pequeñeces para los que pueden hacerlo. Cuando finalizó su relato me dijo: - ¿Cuál es tu problema? Y en ese instante me dí cuenta que era un perfecto idiota, recibido y con diploma de honor.

sábado, 25 de julio de 2015