miércoles, 31 de julio de 2013

LA VIDA - Por Eduardo Ramos -

Algunas veces me han preguntado que es para mí la vida y he respondido  que no la puedo definir plenamente y en el intento podría decir que es una fuerza ininteligible de la que sólo puedo decir como es, pero no qué es. Solo me atrevo a descifrar algunos aspectos de su naturaleza y no sus secuencias o reglas, si las hubiera. Entiendo que su esencia inmaterial constituida por circunstancias significantes en mayor o menor grado, detienen o empujan la voluntad del ser humano para pasar de lo que es a lo que puede ser. Y que la voluntad no es libre, porque es la resultante de la tensión entre el temor y el querer. Y cuando digo que puedo decir como es la vida estoy diciendo que ella es:
Irremediable, pues no podemos no nacer, no morir, no sufrir, no luchar y no estar sujeto a la intervención divina.
Cruel y dulce, porque conlleva momentos de dolor y episodios felices.
Indefinición, debido a la perpetua insatisfacción de los seres humanos.
Espera, con avances y retrocesos.
Conflicto, pues permanentemente debemos resolver situaciones afrontándolas con grandeza o evadiendo en la tibieza del no hacer.
… La vida es, sin dudas, una aventura y depende de nuestra propia actitud hacia ella que ésta aventura sea placentera o una lenta agonía, esa que caracteriza a los que siempre están “con mala onda”, los tíos protestones, de esos hay que mantener la mayor distancia posible, porque, justamente tiran mala onda, contaminan nuestras mentes. La vida debe llegar a ser una aventura fascinante y podemos lograr eso, sin importar condicionamientos personales y/o temporales, es decir sin importar nuestras particularidades. Hay que superar  pautas de conductas muy propias de nuestra época y construir otras nuevas: como bajar dos cambios la velocidad de la ansiedad  (no es fácil y hay que replanteárselo todos los días), la velocidad es la droga de nuestra época que consumimos inconscientemente, todo debe ser más veloz, el automóvil, la notebook, la reunión de trabajo, el sms, y es una droga porque nos genera adrenalina vivir rápido. Abandonar sedentarismo por el ejercicio físico regulado, acorde a cada edad y situación física personal; el ejercicio genera endorfinas que a su vez generan la sensación de bienestar. La felicidad tiene domicilio fijo, está en las cosas cotidianas y para encontrarla sólo basta con mirar hacia adelante. Estar rodeado el mayor tiempo posible de la gente que uno quiere y que a uno lo quiere, pareja, familia, amigos, además en ellos quedará nuestra huella. Los caminos hacia la felicidad son ineludibles, si no los transitamos, es difícil que lleguemos a ella y uno es superarse diariamente, superar esos impedimentos que son nuestras limitaciones y desarrollar nuestras potencialidades reales, una vez reconocidas como propias. Ustedes me dirán con dinero cualquiera es feliz, no es así, primero porque la felicidad obtenida en base  a bienes es temporal, dura solo un tiempo y segundo porque los pobres son felices con casi nada ( o muchos de ellos) y segundo porque cuando obtengo lo que consigo, quiero más y así hasta el infinito, la disconformidad es una característica del ser humano.
También los hay quienes no se conforman con tenerlo todo, también pretenden que los otros no tengan nada. Hay factores determinantes para encontrar la felicidad, la vida espiritual, la herencia genética, la salud, la familia y los amigos y el nivel de los ingresos. Ya sé lo que ustedes me van a decir, pero ya anticipé que a este artículo hay que leerlo lentamente o leerlo dos y tres veces.


Creo que el equilibrio es un factor importante, ni blanco, ni negro, gris, pero cuidado sin que esto signifique hipocresía “hombre panqueque”.