Algunas veces me han preguntado que
es para mí la vida y he respondido que no la puedo definir plenamente y
en el intento podría decir que es una fuerza ininteligible de la que sólo puedo
decir como es, pero no qué es. Solo me atrevo a descifrar algunos aspectos de
su naturaleza y no sus secuencias o reglas, si las hubiera. Entiendo que su
esencia inmaterial constituida por circunstancias significantes en mayor o
menor grado, detienen o empujan la voluntad del ser humano para pasar de lo que
es a lo que puede ser. Y que la voluntad no es libre, porque es la resultante
de la tensión entre el temor y el querer. Y cuando digo que puedo decir como es
la vida estoy diciendo que ella es:
Irremediable, pues no podemos no nacer, no morir, no sufrir, no luchar y no estar
sujeto a la intervención divina.
Cruel y dulce, porque conlleva momentos de dolor y episodios felices.
Indefinición, debido a la perpetua insatisfacción de los seres humanos.
Espera, con avances y retrocesos.
Conflicto, pues permanentemente debemos resolver situaciones afrontándolas con
grandeza o evadiendo en la tibieza del no hacer.
… La vida es, sin dudas, una aventura y depende de
nuestra propia actitud hacia ella que ésta aventura sea placentera o una lenta
agonía, esa que caracteriza a los que siempre están “con mala onda”, los tíos
protestones, de esos hay que mantener la mayor distancia posible, porque,
justamente tiran mala onda, contaminan nuestras mentes. La vida debe llegar a ser una
aventura fascinante y podemos
lograr eso, sin importar condicionamientos personales y/o temporales, es decir
sin importar nuestras particularidades. Hay que superar pautas de
conductas muy propias de nuestra época y construir otras nuevas: como bajar dos
cambios la velocidad de la ansiedad (no es fácil y hay que replanteárselo
todos los días), la velocidad es la droga de nuestra época que consumimos
inconscientemente, todo debe ser más veloz, el automóvil, la notebook, la
reunión de trabajo, el sms, y es una droga porque nos genera adrenalina vivir
rápido. Abandonar sedentarismo por el ejercicio físico regulado, acorde a cada
edad y situación física personal; el ejercicio genera endorfinas que a su vez
generan la sensación de bienestar. La felicidad tiene domicilio fijo, está
en las cosas cotidianas y
para encontrarla sólo basta con mirar hacia adelante. Estar rodeado el mayor
tiempo posible de la gente que uno quiere y que a uno lo quiere, pareja,
familia, amigos, además en ellos quedará nuestra huella. Los caminos hacia la
felicidad son ineludibles, si no los transitamos, es difícil que lleguemos a
ella y uno es superarse diariamente, superar esos impedimentos que son nuestras
limitaciones y desarrollar nuestras potencialidades reales, una vez reconocidas
como propias. Ustedes me dirán con dinero cualquiera es feliz, no es así,
primero porque la felicidad obtenida en base a bienes es temporal, dura
solo un tiempo y segundo porque los pobres son felices con casi nada ( o muchos
de ellos) y segundo porque cuando obtengo lo que consigo, quiero más y así hasta
el infinito, la disconformidad es una característica del ser humano.
También los
hay quienes no se conforman con tenerlo todo, también pretenden que los otros
no tengan nada. Hay
factores determinantes para encontrar la felicidad, la vida espiritual, la
herencia genética, la salud, la familia y los amigos y el nivel de los
ingresos. Ya sé lo que ustedes me van a decir, pero ya anticipé que a este
artículo hay que leerlo lentamente o leerlo dos y tres veces.
Creo que el
equilibrio es un factor importante, ni blanco, ni negro, gris, pero cuidado sin
que esto signifique hipocresía “hombre panqueque”.