sábado, 12 de marzo de 2016

LA BUENA CAUSA - Por Eduardo Ramos Campagnolo -

Cuando llegues ya agotada a tu hogar, humilde mansión donde te esperan más tareas que las que has realizado en la jornada laboral diaria y sientas que tus fuerzas flaquean; recuerda al día siguiente hacer esto: En la mañana tempranera abre la ventana del primer piso de tu casa, entonces verás los sauces iluminados por los dorados rayos del sol que comienza a asomar, con esa imagen en tu retina piensa: ¿ Cuantos bebés han emitido su primer llanto o su primer suspiro hoy? ¿ decenas, cientos, tal vez miles? Seguramente muchos de ellos fueron salvados por ti, en cada uno de éstos hay un pedacito  de ti,
podrías decir sin temor a equivocarte de que de todos ellos eres un poco su mamá; ¡ Eres mamá de tantos! Aunque seguramente ellos nunca lo sepan. 
        Militando solitaria en la villas, concientizando en las aulas, también en la calle, diez mil ciudadanos valientes te acompañan, por todo ello y mucho más te digo: ¡ Fuerzas!, no te pido yo: Quienes están por nacer te lo piden, aunque aún no puedan hablar.

Dedicado a todas las personas que diariamente trabajan voluntariamente para preservar la vida humana.




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